La recepción del Concilio Vaticano II de la teología sobre el ecumenismo del padre Yves Marie Congar y algunos aspectos del debate teológico que sobrevino.

Resumen

El padre Congar escribió en 1937 su libro Chrétiens désunis (Cristianos desunidos), con el cual abría una fase nueva en la investigación teológica acerca del ecumenismo, luego añadió un complemento en 1964 con Chrétiens en dialogue (Cristianos en diálogo). En este tiempo, la pregunta era saber cuál era el lugar teológico de los cristianos afuera de la Iglesia Católica, pero también de “los grupos cristianos disidentes”.

El padre Congar elaboró una teología de “los elementos de Iglesia” por los cuales los cristianos son incorporados a la Iglesia y, además, definen la consistencia, el ser de las iglesias particulares. De hecho, la gran pregunta es saber dónde está la Iglesia de Cristo, la única y santa, de la cual confesamos la existencia en el Credo. Para Congar, estos elementos son los que estructuran la Iglesia y le dan la característica de ser o no una Iglesia y también de ser la Iglesia. Es entonces a partir de estos elementos que, paso a paso, se puede deducir el lugar particular y único de la Iglesia católica en el mundo cristiano y, cómo esta Iglesia comprende su relación a las demás iglesias y comunidades cristianas. El camino ecuménico consiste en restaurar la unidad perdida de los cristianos: eso pasa por el regreso a la única Iglesia de Dios, tal cual la fundó Cristo.